En el mundo cristiano el asunto ha sido complejo abordar. Conversamos sobre este tema, y otros, con el Pastor de la Iglesia Evangélica Luterana Unida de Argentina, Lisandro Orlov, de paso por Santiago de Chile.
Orlov el año 86 comenzó su trabajo acompañando a personas que viven con VIH/SIDA, en su país, situación que le ayudó a comprender el tema en profundidad y entender, que “el virus no es el problema, que es muy fácil de entender cómo funciona, cómo nos prevenimos. El tema es el estigma y la discriminación relacionada con el VIH”, dice.
- ¿En que año las iglesias evangélicas en Argentina comienzan a trabajar este tema?
- Comienza el proceso en el año 86, muy tempranamente, considerando que los primeros casos de VIH en la Argentina aparecen en el 82. Indudablemente, en el 86 nadie estaba preparado para iniciar acompañamiento. No teníamos ni toda la información, ni la preparación, así que hubo que improvisar, ser muy creativos. Fue todo un proceso de aprendizajes y ese aprendizaje nos llevo a nuestra propia conversión.
- Por el tema, supongo que hubo resistencia…
- Hubo muchísima resistencia, muchísimas dudas dentro de mi iglesia. No tenía, en mi aproximación del grupo ecuménico al tema, problemas con los pacientes, las personas en el hospital. Con los usuarios de drogas era fácil, con las travestis, las personas de identidad transgénero, no había problemas. Al contrario, podíamos defender su dignidad frente a las estructuras que desconocían su dignidad. El problema eran mis colegas que no entendían, que no eran lo suficientemente inclusivos y eso nos llevo a todos, en el proceso del VIH, a una relectura bíblica. Nos llevo a nuestra relectura de nuestra identidad confesional. Yo, como Luterano, el centro de nuestra iglesia somos la iglesia de la gracia, pero la gracia hasta ahí no mas. Cuando uno quiere vivir en el contexto del VIH descubre la radicalidad del amor inclusivo de Dios. De ese amor nadie queda excluido y ni del respeto que tiene la gracia de Dios por la identidad diferente de las personas. Muchas veces la gente de las iglesias dice, “la gente con VIH es bienvenida aquí”. Eso es relativo, porque creen que están dando la bienvenida a un virus, a un enfermo, pero la gente viene con identidades diversas.
- Trabajar el tema del SIDA es entrar necesariamente en un problema de fondo, hablar de una sexualidad distinta…
- No sólo de la sexualidad, sino de temas más amplios. Ese es uno de los temas conflictivos y que uno no puede ser oportunista y querer hablar de SIDA sino tiene resuelto una serie de otros temas. Uno de ellos, tenemos que ser muy respetuosos de la diversidad de las identidades sexuales, ese es un hecho. Las mismas trabajadoras sexuales. Nosotros hablamos de trabajadoras sexuales al comienzo hablábamos de prostitución, después hablamos de personas en situación de prostitución y hoy la gente, se ha ido empoderando, ya las trabajadoras sexuales ellas dicen como quieren ser llamadas, no me permiten a mí. Ese cambio de vocabulario significa también un cambio ideológico y teológico. Yo ya no me puedo aproximar si no hablo de trabajadora sexual, reconociendo toda una situación nueva, mental, significa un cambio. Este cambio me ha hecho entender muchas cosas de mi lectura de la Biblia.
- Se piensa que la homosexualidad es contranatural, que es contraria a las escrituras bíblicas…
- Eso es totalmente falso. Primero, no podemos hacer un anacronismo. Lo que hoy entendemos como orientación homosexual era totalmente desconocido por los escritores bíblicos, todos. Para los escritores bíblicos todas las personas son heterosexuales. Cuando están hablando y se opone a la relación sexual entre hombre y hombre les esta hablando a los heterosexuales no le esta hablando a los homosexuales porque desconoce esa realidad. Solamente hace 150 años estamos clasificando a la población entre heterosexual y homosexual, es nuevo. La biblia no es un libro de astronomía, de geografía o de sexualidad su centro es mostrar el amor radical, liberador, de Dios. Ese es el centro, todo lo demás son adornos que le hemos puesto. Quien dice que la Biblia ataca o es opuesta a la homosexualidad es totalmente falso.
- ¿Cuál es la postura que tiene que tener el cristiano frente a las personas homosexuales?
- Yo creo que frente a todo estigma como cristiano yo me coloco al lado de cualquier persona estigmatizada en nuestra sociedad por cualquier razón. Eso ya no entra en discusión en mí. El Jesucristo resucitado cuando quería mostrar su identidad, qué hacia, mostraba sus estigmas. Las manos con las marcas de la cruz y por qué llega a la cruz: porque la sociedad no aceptaba con quien comía Jesús. Jesús va a la cruz porque comía con publicanos, pecadores y prostitutas. Esa es mi teología de la cruz. Yo debo sentarme a la misma mesa de las personas estigmatizadas por mi iglesia y por la sociedad. Es decir, la teología de la cruz me lleva a una radicalidad de una opción que no es preferencial es absoluta. Mi opción por las personas estigmatizadas forma parte de mi identidad confesional y de mi forma de leer la Biblia. Para mi la palabra estigma tiene un valor enorme porque me indica el rumbo. Basta que haya una persona estigmatizada, para mí es una revelación de la encarnación de Jesús en esas personas y allí estoy llamado a estar.
- ¿Qué es esto del amor inclusivo?
- Es el radical amor de Dios por todas las personas, todas las personas. No solo el tema de la orientación sexual, tenemos que revisar nuestras comprensión de las políticas hacia los usuarios de drogas y hacer una aproximación desde el respeto a los derechos humanos. Las trabajadoras sexuales, necesitamos tener un nuevo posicionamiento con las personas de identidad travesti, transgénero, sumamente violentadas en nuestra sociedad, sumamente desconocidos. Jesús, ya en el evangelio, en su caminar en contacto con los leprosos, los leprosos son excluidos, no por condiciones sanitarias, sino porque se pensaba que “si están enfermos, por algo será”.
- ¿Este amor incluye a los Pueblos Originarios..?
- A todos, a todos.
- Digo esto porque muchas veces las iglesias han querido “evangelizarlos”….
-Yo creo que hay que ser profundamente respetuosos. Si algo yo considero que no se puede negociar es nuestra comprensión radical de los derechos humanos. Ese es el amor inclusivo, el amor inclusivo de Dios, el respeto absoluto y no negociable de por lo menos los derechos humanos, tal como lo entienden todos los documentos de Naciones Unidas como mínimo y como mínimo nosotros como iglesia debemos tener un compromiso como mínimo y debemos promover más derechos humanos, más ejercicios.
El pastor Lisandro Orlov con Claudio González, Secretario Ejecutivo de FASIC.

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