GINEBRA, 4 de septiembre de 2015 (ACNUR/UNHCR).- La Unión Europea prepara reuniones urgentes cruciales para tomar las decisiones necesarias sobre su respuesta a la crisis de refugiados y migratoria que está viviendo hoy día. La situación requiere un masivo esfuerzo común, que actualmente no es posible con el enfoque fragmentado con el que se aborda esta crisis. Europa se enfrenta a una de las mayores afluencias de refugiados en décadas. Sólo en 2015, más de 300.000 personas han arriesgado sus vidas para cruzar el Mediterráneo. Más de 2.600 no han sobrevivido al peligroso trayecto, incluido Aylan, un niño de tres años cuya foto ha conmovido los corazones de la opinión pública mundial. Tras llegar a las costas y fronteras europeas, estas personas continúan su viaje, enfrentándose al caos y sufriendo situaciones indignas, explotación y peligros en las fronteras y a lo largo del camino. La desinteresada generosidad de los ciudadanos y organizaciones de sociedad civil, implicándose y ayudando a los refugiados recién llegados es realmente inspiradora. También ha habido algunas políticas ejemplares y verdaderos liderazgos morales en algunos países, pero en general, Europa ha fallado a la hora de encontrar una respuesta común y efectiva, y como resultado, la gente está sufriendo. Para enfrentarse a esta situación insostenible, todos debemos tener muy presentes algunos puntos fundamentales.
- Esta es, ante todo, una crisis de refugiados, y no sólo un fenómeno migratorio. La gran mayoría de quienes llegan a Grecia proceden de zonas en conflicto como Siria, Irak o Afganistán, y están, simplemente, huyendo para salvar sus vidas. Todos aquellos que viajan en semejantes trágicas circunstancias merecen que sus derechos humanos y dignidad sean plenamente respetados, independientemente de su situación legal. Pero no se debe olvidar la responsabilidad concreta que tienen los Estados frente a los refugiados, según el derecho internacional.
- Europa no puede continuar respondiendo a esta crisis con un enfoque fragmentado o gradual.Ningún país puede hacerlo en solitario, pero al mismo tiempo, ningún país puede negarse a cumplir su parte. No es sorprendente que, cuando un sistema está desequilibrado y es disfuncional, todo se bloquee cuando la presión aumenta. Nos encontramos ante un momento decisivo para la Unión Europea, que ya no tiene otra opción que movilizarse con toda su fuerza para responder a esta crisis. El único modo de solucionar este problema es que la Unión Europea y todos sus Estados miembros pongan en marcha una estrategia común, basada en la responsabilidad, la solidaridad y la confianza.
- En concreto, esto significa tomar medidas urgentes y valientes para estabilizar la situación y para encontrar una manera en que realmente se compartan las responsabilidades estatales a medio y largo plazo. La UE debe estar preparada, con el consentimiento y en apoyo a los Gobiernos afectados –principalmente Grecia y Hungría, pero también Italia– para poner en marcha cuanto antes un sistema de recepción de emergencia adecuado, así como para mejorar la capacidad de asistencia y registro. La Comisión Europea debería movilizar a las agencias europeas de asilo, inmigración y protección civil, así como otros mecanismos para ese propósito, incluyendo los recursos de los Estados miembros y con el apoyo de ACNUR, la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) y la sociedad civil. En cuanto al ACNUR, esta agencia está firmemente comprometida a redoblar sus esfuerzos. Es esencial que las familias de refugiados que desembarcan en Europa tras haberlo perdido todo, sean acogidas en un ambiente seguro y protector.
- Aquellos que resulten contar con una petición válida de protección internacional tras un estudio preliminar, deben poder beneficiarse de programas de reubicación a gran escala, con la participación obligatoria de todos los Estados miembros de la Unión Europea. Una estimación muy preliminar indicaría la posible necesidad de incrementar las oportunidades de reubicación a al menos 200.000 plazas. Esto sólo puede funcionar si va de la mano de unas capacidades de recepción adecuadas, especialmente en Grecia. La solidaridad no puede ser responsabilidad de solo unos pocos estados de la UE.
- Aquellos que no se encuentren en necesidad de protección internacional, y que no puedan beneficiarse de oportunidades legales de inmigración, deben ser ayudados a retornar rápidamente a sus países de origen, con el pleno respeto a los derechos humanos.
- Los únicos que se están beneficiando de la falta de una respuesta europea común son las redes de tráfico y trata de seres humanos, quienes se están lucrando con la desesperación de personas que buscan seguridad. Se requiere una cooperación internacional más eficaz para acabar con los traficantes, incluidos aquellos que operan dentro de la UE, pero de un modo que permita la protección de las víctimas. No obstante, ninguno de estos esfuerzos resultará eficaz si no se facilitan mayores oportunidades legales para que las personas en necesidad de protección puedan llegar a Europa y encuentren seguridad desde el primer momento de su llegada. Al carecer de otra alternativa, miles de padres y madres refugiados están arriesgando las vidas de sus hijos en peligrosísimos viajes en embarcaciones de traficantes. Los países europeos –así como los gobiernos de otras regiones– deben abordar algunos cambios fundamentales que permitan mayores cuotas de reasentamiento y admisión humanitaria, más programas de visados y patrocinio, becas y otras vías de entrada legal en Europa. De manera crucial, la reunificación familiartiene que convertirse en una opción real y accesible para muchas más personas que en la actualidad. Si estos mecanismos se amplían y se hacen más eficientes, podemos reducir el número de personas que se ven forzadas a arriesgar sus vidas en el mar ante la falta de alternativas.
Más allá de la respuesta inmediata a esta crisis, resulta evidente que esta situación nos exigirá una seria reflexión sobre el futuro. Este flujo masivo de personas no se detendrá hasta que se atiendan las causas profundas de su difícil situación. Se debe hacer mucho más para prevenir los conflictos y detener las actuales guerras, que están forzando a tantas personas a huir de sus hogares. Los países vecinos de las zonas de guerra, que acogen a 9 de cada 10 refugiados en el mundo, deben ser recibir un apoyo más firme, así como la financiación necesaria. Al mismo tiempo, es también esencial que las políticas de cooperación y desarrollo se reorienten con el objetivo de dar a las personas la opción de tener un futuro en sus propios países. Ha llegado el momento de la verdad para Europa. Éste es el momento de reafirmar los valores sobre los que fue construida.
Fuente y Fotografía: http://www.acnur.es/noticiaslistado/1-ultimas-noticias/2237-2015-09-04-13-53-03
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