Carta Abierta al Papa de un Obispo Gay Anglicano (Episcopal)
El Vaticano informa su malestar porque el obispo Gene Robinson estará presente en la Casa Blanca para saludar al Papa. En una carta abierta, Robinson explica por qué ellos no debieran sentirse así.
Estimado Francisco,
Rezo todos los días por usted, porque su responsabilidad pastoral es tan desafiante, e incluso si usted es el Papa, usted sigue siendo sólo un ser humano. He tenido la oportunidad de ser pastor titular y obispo a un rebaño fiel (aunque de dimensiones mucho más pequeño que el suyo), y es una abrumadora responsabilidad. También es una bendición y un honor el servir, ¿no es así?
Ha habido un poco de jaleo en las últimas 24 horas debido a informes de que un alto funcionario del Vaticano que en su nombre se siente ofendido, por mi invitación a participar en la Casa Blanca el miércoles para darle la bienvenida a América. La hermana Simone Campbell, una de las monjas que día a día trabajan en favor de los pobres, sufre esta situación como si fuera un delito en contra suyo.
Fundamentado en su santo ministerio en tanto y cuanto Papa, tengo que sospechar que este informe no representa sus propios puntos de vista (y si esto incluso ha señalado su atención), sino más bien como los puntos de vista de aquellos que tratan de "proteger" del mundo. Parece que tengo una visión más elevada de usted que algunos de sus manipuladores que pueden haber olvidado que usted ha demostrado con bastante regularidad, no sólo su conocimiento del mundo real, sino también compasión por él. Por no hablar de que la buena monja y vamos a estar en algún lugar en medio de una multitud de 10.000 estadounidenses que se unen para darle la bienvenida y que le deseamos lo mejor.
Supongo que la preocupación del funcionario del Vaticano tiene que ver con haber sido yo elegido y consagrado Obispo de la Iglesia Episcopal, y que al mismo tiempo sea una persona de orientación homosexual, en una relación estable con un hombre. Si alguna vez tengo el honor de conocerte, por supuesto, no creo ser el primer hombre gay u obispo gay con quien haya tenido contacto. Algunos de ellos, sin duda, trabajan con y para usted en el Vaticano. Fundamentado en su demostrada y notoria compasión, sospecho que no será ofendido porque un obispo gay y una monja luchadora se encuentren en algún lugar de la multitud de 10.000 admiradores.
No estamos de acuerdo en nuestros entendimientos acerca de la sexualidad y las diversas y maravillosas maneras en las que Dios nos ha hecho. Pero en lo que a mí respecta, eso no me impide admirarle y orar por usted y su ministerio.
Nuestras iglesias están en desacuerdo sobre aquellas personas que estamos dispuestos a ordenar, su género y su orientación sexual. Aun así, eso no me impide seguir tratando de amar y servir a los que están a mí confiados, y orar por usted en su esfuerzo por amar y servir a los que están bajo su responsabilidad. Ambos cuidamos con pasión a los pobres, y compartimos la idea de que el capitalismo sin trabas crea y perpetúa la pobreza, tratando a los menos afortunados como bienes que de consumo y descartables.
Usted y yo creemos que Dios tiene un lugar especial en el corazón de Dios para con quienes están marginados, ya sean ellos y ellas refugiados, inmigrantes indocumentados, personas que viven con el VIH / SIDA, o los que no tienen alimentos, refugio y atención médica. Y ambos sospechamos que Dios debe preguntarse cuándo vamos a encontrar el valor para amar y cuidar a nuestro planeta hermoso y frágil.
Tenemos mucho que nos une, y tan poco que nos separa. Estamos probablemente más que nunca cercanos a resolver esas diferencias. En cuanto a mí, estoy dispuesto a reconocer la integridad santa con la que mantiene sus puntos de vista, incluso si no estoy de acuerdo con ellos, como espero que usted pueda reconocer mi esfuerzo por la integridad en la mía. Parece que en estos tiempos, el mayor pecado sería dejar de escribirnos y dejar de preocuparse uno por el otro.
Algo me dice que no se ofenderá si estoy en algún lugar de la multitud de 10.000 personas, que se reunieron para darle la bienvenida a Estados Unidos, con respeto y cariño incondicional. Y dudo que usted necesite de sus colegas en el Vaticano sean tan sobreprotectora con usted. Creemos, usted y yo, que Dios nos amó tanto, Dios escogió el convertirse en uno de nosotros, de carne y hueso, encarnado. Y esa encarnación continúa elevando a la humanidad a nuevas alturas y nos llama a servir a todos los hijos e hijas de Dios.
Voy a estar en algún lugar en medio de esa multitud de personas que en el Jardín Sur de la Casa Blanca, le han de der la bienvenida a Estados Unidos, y escuchando atentamente lo que en y con la sabiduría de Dios pueda impartirnos. Gracias por visitarnos en América. Y mientras que los miembros de su propio rebaño tendrán una alegría especial en su visita, por favor sepa que muchos de nosotros y nosotras respetaremos su oficio y ministerio y que le apreciamos como ser humano.
Estoy dispuesto a reconocer la santidad integral con la que mantiene sus puntos de vista, incluso si no estoy de acuerdo con ellos, como espero que usted podría reconocer mi esfuerzo por la integridad en la mía
Un trabajador en otra parte de la Viña,
Gene
El Emérito Rev. V. Gene Robinson es un alto miembro del Center for American Progress y actualmente obispo episcopal retirado de la Diócesis Episcopal de New Hampshire. Síguelo en TwitterBishopGRobinson
Traducción Pastor Lisandro Orlov. Iglesia Evangélica Luterana Unida en Argentina y Uruguay. Buenos Aires. 19 de septiembre 2015.
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