La humanidad constantemente es amenazada por los propios seres humanos, hace 80 años la historia cambió para siempre, luego de años de la Segunda Guerra Mundial, y de enfrentarse el asesinato de millones de personas en el mundo, nuevamente la barbarie se apoderó del mundo.
Exactamente a las 8.15 de este miércoles, la misma hora en la que Estados Unidos lanzó la bomba atómica hace 80 años, Hiroshima se quedó muda. Como cada aniversario, sonaron las campanas en el Parque Memorial de la Paz. También las sirenas por toda la ciudad. Dentro de las casas y oficinas, como es costumbre, lo vecinos y trabajadores rindieron su minuto de silencio por las víctimas.
Hace tiempo que Hiroshima renació sobre las cenizas del holocausto nuclear para transformarse en una próspera metrópolis, sin embargo, por mucho tiempo que pase, esta ciudad siempre será un recordatorio vivo de lo que la humanidad no puede volver a repetir.
"En algunos países, los responsables políticos todavía aceptan la idea de que las armas nucleares son esenciales para la defensa nacional. Pero lo que realmente necesario es aceptar con seriedad el espíritu pacifista de Hiroshima", dijo Kazumi Matsui, alcalde de Hiroshima, durante el acto conmemorativo.
Presentes estaban muchos hibakusha, los supervivientes de la bomba. También el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, así como una representación récord de 120 países. El evento contó, como es habitual, con la presencia del embajador de Estados Unidos, país que nunca se ha disculpado formalmente por la masacre.
Varios hibakusha se aproximaron al cenotafio conmemorativo para una ofrenda floral con las ruinas del edificio de la bóveda al fondo. El legado de los ancianos supervivientes se va desvaneciendo según pasan los años. Este 2025, por primera vez, el número de los que siguen vivos bajó de los 100.000. Sólo una de las 78 personas confirmadas que estuvieron a menos de 500 metros del hipocentro de la explosión en Hiroshima continúa con vida.
La organización que representa a los hibakusha, Nihon Hidankyo, ganó el año pasado el Premio Nobel de la Paz por, según explicó el comité sueco, sus esfuerzos para lograr un mundo libre de armas nucleares y demostrar a través del testimonio que este armamento nunca debe volver a usarse. "No nos queda mucho tiempo mientras enfrentamos una amenaza nuclear mayor que nunca", afirmó el grupo en un comunicado. "Estoy infinitamente triste y enojado porque el tabú nuclear amenaza con romperse", soltó durante la ceremonia del Nobel uno de los copresidentes de la organización, el también hibakusha Terumi Tanaka (93 años).
Por parte de la ONU, asistió la alta representante para Asuntos de Desarme, Izumi Nakamitsu, quien afirmó que -“En este 80º aniversario, recordamos a quienes perecieron. Nos solidarizamos con las familias que llevan su memoria”, dijo Nakamitsu, encargada de leer el mensaje del Secretario General de la ONU, António Guterres.
La enviada rindió homenaje a los hibakusha, como se llama a los sobrevivientes en Hiroshima y en Nagasaki, “cuyas voces se han convertido en una fuerza moral para la paz, a pesar de que su número disminuye cada año, su testimonio y su eterno mensaje de paz nunca nos abandonará”, afirmó.
Agregó que en un instante, el 6 de agosto de 1945, Hiroshima quedó en ruinas, decenas de miles murieron, “y la humanidad cruzó un umbral sin retorno. Ustedes, los habitantes de Hiroshima, no solo reconstruyeron una ciudad: reconstruyeron la esperanza, alimentaron la visión de un mundo sin armas nucleares, y compartieron esa visión con el mundo”, subrayó Nakamitsu.
También insistió en que “los compromisos deben conducir a un cambio real mediante el fortalecimiento del régimen mundial de desarme, en particular el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, complementado con el impulso generado por el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares”.
La alta representante instó a los países a aprender de la fortaleza tanto de la resiliencia de Hiroshima como de la sabiduría de los hibakusha.
“Trabajemos para erradicar la amenaza de las armas nucleares erradicando las propias armas. Y cumplamos nuestro compromiso con los hibakusha garantizando que su testimonio y mensaje de paz perduren. Recordar el pasado significa proteger y construir la paz hoy y en el futuro”, concluyó.
