
La abogada y jefa jurídica de FASIC durante 50 años, recibió junto a otros destacados abogados, el reconocimiento por su destacada labor en la defensa jurídica de los DD.HH. durante la dictadura, contribuyendo a la búsqueda de verdad, justicia y reparación.
Por Andrés Huerta | Miércoles 10 de septiembre de 2025
Verónica Reyna Morales, es abogada, de aquellas que son un libro abierto y dignas de admirar. Su vida y su trayectoria profesional está marcada por su vocación de defensa de los Derechos Humanos, que ha entregado por 50 años en FASIC, la Fundación de Ayuda Social de Iglesias Cristianas, que durante la dictadura se encargó de lograr la libertad de Presos Políticos, y salvar la vida de miles de perseguidos por el régimen de Pinochet.
Luego de 35 años de democracia, el Estado, a través del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, en una ceremonia realizada en sus dependencias ha reconocido a Verónica Reyna junto a otros abogados, por su destacada labor en la defensa jurídica de los Derechos Humanos durante la dictadura, contribuyendo a la búsqueda de verdad, justicia y reparación.
Reconociendo a Verónica Reyna
-Verónica, usted ha sido jefa jurídica de FASIC durante sus 50 años de actividad, ¿cierto?.
-Sí, yo llevo aquí desde 1975.
-¿Desde 1975?
-Efectivamente, ese año comenzó mi vida en FASIC
-Y cuénteme, lo primero, ¿Qué es lo que la motivó a usted desde siempre? ¿Cuál es su vocación para realizar todo el trabajo que ha hecho durante todo este tiempo?.
-Bueno, yo creo que lo que me motivó y me fue entrando cada vez más en esta tarea fue el poder ayudar al otro, ayudar a los demás. Tanto desde el punto de vista legal, como también en todas las otras tareas que FASIC fue implementando a lo largo de los años.
-Y particularmente ¿Cómo usted llega a FASIC?.
-Yo llego a FASIC en el mes de junio del año 1975. Había sido exonerada por la dictadura, porque era partidaria del gobierno de Salvador Allende. Vino el golpe, y trabajaba en el Servicio Agrícola y Ganadero, en el SAG. Ahí viene el despido de todos los trabajadores, quienes eran partidarios o militantes de los partidos de la Unidad Popular. La dictadura, para hacer esa tarea de exonerar a las personas, dicta dos Decretos de Ley, el 6 y el 22, con los cuales permitían la desvinculación de los funcionarios públicos de su trabajo, con el visto bueno de la Contraloría.
Fui sancionada en virtud de esos dos Decretos Leyes. Entonces estaba en mi casa, cesante, cuando me llamó una amiga para decirme que se creará una institución que va a preocuparse de los Presos Políticos, y que necesitaban un abogado.
-En ese momento, imagino que su convicción, y también, en parte, teniendo muy en cuenta lo que estaba sucediendo, ¿qué fue lo primero que usted pensó cuando le dijeron esto?, ¿cómo fue?.
-Bueno, en ese tiempo, cuando uno es joven, y en la situación que estaba el país, era algo que uno iba viviendo y conociendo día a día, porque nosotros no teníamos experiencia, de una pérdida del Estado de Derecho como fue el golpe de Estado y sus consecuencias. Por lo tanto, todo el mediano futuro no estaba claro para dónde iba, poco se sabía, solamente informaciones que llegaban, gente que contaba que habían muchas detenciones. Uno pasaba por el lado del Estadio Nacional y veía un gran número de personas en las puertas, y uno se preguntaba -¿qué es lo que está pasando?-, y uno encontraba la respuesta porque eran familiares de personas que estaban pesas, ¿te das cuenta?, entonces, era poco el conocimiento que uno tenía de las situaciones que iban pasando, porque tampoco estaba en la prensa, solamente noticias muy escuetas, por ejemplo, de gente que en virtud de una sentencia judicial los habían fusilado, pero eran pequeñas notas que salían en la prensa, y solamente en contra de la Unidad Popular.
-Y en este escenario hostil, para ustedes ¿esto fue un desafío?, porque, por ejemplo, el testimonio de las familiares de la AFDD, dan cuenta de que ahí conocieron el concepto “Detenido Desaparecido”, que ahora corresponde a la figura legal de Desaparición Forzada, ¿Cómo fue para usted darse cuenta de que jurídicamente, día a día se estaba estableciendo jurisprudencia?
- Estamos hablando de los principios de los 70, en los cuales si uno mira hacia atrás hoy día, no teníamos legislación, no habían tratados internacionales como hay hoy día, ¿no es cierto?, la importancia del derecho internacional, de los Derechos Humanos, no se hablaba de esas cosas. Yo venía de haber estudiado en la Escuela de Derecho en la Universidad de Chile, y en mis cinco años de estudio nunca se habló de Derechos Humanos, eso no se hablaba. Lo más cercano era un ramo que se llama Derecho Constitucional, que era, como su nombre lo decía, un análisis de la Constitución. Entonces, ese vacío hizo que los colegas, las asistentes sociales, después que se conformaban las instituciones, fuimos elaborando, creando espacios para poder implementar programas para ayudar a las personas, porque no teníamos experiencia. Lógicamente, fue una etapa de aprendizaje muy fuerte para nosotros.
Además, había otro problema que había que tener en cuenta, el temor. Había temor en el sentido de que se podía caer detenida, ya se hablaban de las torturas y de personas desaparecidas, pero, ¿cuál era la protección que teníamos nosotros?... ninguna, porque en cualquier minuto, militares o carabineros, dependían de quién estaba en el control del radio donde estaba ubicada la oficina, el jefe de las Fuerzas Armadas de esa parte, podía allanar la institución, llevar a las personas presas, etcétera.
-Y, en ese momento, ¿qué significó para usted, en términos éticos, esta lucha un poco de la justicia contra la injusticia? Porque los sistemas judiciales estaban prácticamente anulados, el oficial era la justicia militar o marcial
-Eso fue muy complejo, porque ahí uno se dio cuenta, ahí se fue formando lo que después ya estaba como establecido, la impunidad, porque efectivamente, los tribunales se supeditaron a lo que establecía el régimen militar. Es decir, a través de los Decretos Leyes se fueron otorgando mayores facultades a la justicia. además, había también ver quién estaba a cargo de estas instituciones en la época del golpe.
En el caso del Tribunal Superior de Justicia, que es la Corte Suprema, la mayoría de los ministros que formaban parte de la Corte estaban muy contentos con la llegada de un régimen de esa naturaleza. Por lo tanto, ellos supeditaron sus funciones, abandonaron algo que les imponía la Constitución, que era conocer todo lo que estaba sucediendo en todos los tribunales del país, proteger a las personas en sus derechos esenciales. Eso todo lo desconoció la Corte Suprema.
-Y a pesar de todo este escenario tan hostil, ustedes (FASIC) pudieron lograr muchas cosas.
-Fuimos creando programas en la medida que iba pasando el tiempo. Cuando yo llegué a FASIC, recién se estaba colocando en funciones uno de los programas centrales de la institución, que era la liberación de los Presos Políticos, que estaban en las distintas cárceles del país, de norte a sur. ¿Por qué? Porque el General Pinochet se vio obligado a cambiar las penas de presidio por la salida del país, a raíz de los informes anuales negativos de la Asamblea de Derechos Humanos de la ONU, que cuestionaba la dictadura, las muertes, los desaparecimientos y las torturas que sufrían las personas acá perseguidas.
-Y frente a los innumerables casos que usted patrocinó durante la lucha contra la dictadura, ¿cuál es el que usted recuerda en particular?
-A lo largo de los años, porque la prisión política existió desde el momento mismo del golpe y terminó en agosto de 1994. O sea, durante todos estos años, FASIC tuvo en atención permanente a estas personas que se encontraban en la cárcel. Los que optaban por la salida del país. A través mío se hacían las solicitudes dirigidas al general Pinochet pidiendo el cambio de la pena por la salida del país. Había un organismo internacional con el cual la dictadura celebró un convenio, que era el Comité Intergubernamental para las Migraciones -CIME-, que se encargaba de buscar la visa de residencia del preso y su grupo familiar, y se preocupaba del traslado. Nosotros les entregábamos el decreto de extrañamiento y los documentos de viaje de esa persona. Nos preocupábamos de todo, tanto del preso como del grupo familiar.
-¿O sea que podríamos decir que usted salvó vidas?
-Hubo casos difíciles, la comisión que veía estas situaciones rechazaba muchas solicitudes de estas personas y que había que volver a insistir, hablar, ver cómo se podía optar a eso. Por ello muchas veces se recurrió a los representantes de las embajadas de los países que otorgaban la visa para que con su influencia, poder obtener la autorización de esta comisión para autorizar la salida de la cárcel de esta persona.
-¿Qué es para usted FASIC? Porque estamos hablando de más de 50 años en donde usted ha estado en la institución, donde se ha enfrentado a distintos escenarios, estuvo durante la dictadura, después luego en la democracia, se vivieron una serie de procesos políticos.
-Creo que mirando hoy día hacia atrás, pienso que FASIC se convirtió en mi vida. O sea, dedicarme exclusivamente a esta tarea y siempre estar vinculada al problema, que era la violación a los Derechos Humanos; tanto entregando el apoyo, los trámites que se tenían que hacer, además conectarnos internacionalmente a medida que se fueron abriendo estas puertas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, entregar los informes acerca de la situación que se vivía en Chile.
-Y luego de toda esta experiencia, como una visión de futuro para la sociedad, ¿qué mensaje le podría entregar a quienes están estudiando derecho o a quienes les interesa la defensa de los derechos humanos?.
-Pienso que hoy día, sobre todo para la gente joven, por los años que han transcurrido de estos sucesos tan tristes de 1973, existen los elementos suficientes para poder conocer esta historia, hacerlo como parte integrante de la vida de las personas. Yo creo que hoy día no se puede ignorar lo que significa la preocupación para que se respeten los Derechos Humanos por parte del Estado. Mirado legalmente, el violador de los Derechos Humanos es el Estado, es el funcionario público. ¿Por qué? Porque es la institución que tiene a su cargo todo, tiene la fuerza y todas las instituciones. Es decir, el Estado es el violador de los Derechos Humanos. Esa es la tesis tradicional. Algunos han abierto un camino que han determinado en que hay grupos particulares que transgreden los derechos esenciales de las personas y también se los considera como violadores a los Derechos Humanos.
-¿Cuál es su diagnóstico sobre el desempeño la justicia en Chile respecto de las causas de Derechos Humanos?
- Lo grave de lo que significó acá fue primeramente 17 años de dictadura, segundo, la respuesta del Poder Judicial fue negativa en cuanto a proteger los derechos esenciales de las personas, basta ver el resultado de los recursos de amparo. Ahí hay un ejemplo de cómo la justicia renunció a lo que le correspondía hacer, que era conocer los recursos de amparo, dar las instrucciones para poder buscar a las personas o proteger a las personas que estaban en riesgo. Eso se supeditó a las instrucciones de la dictadura.
Por ejemplo, la justicia en Chile, a mi juicio, fue tardía e insuficiente. Por eso, personalmente, viendo todo el avance de 1973 en adelante, hago una división. Antes de la detención de Pinochet en Londres y después. Ahí hay una inflexión en la cual recién aparece que hay un leve cambio en el Poder Judicial, en el cual muchos de los Ministros empezaron recién a investigar. Estamos hablando del año 1998. Ahí empezaron a investigar, se abrieron las causas, ¿por qué?, porque una de las respuestas del gobierno democrático cuando Pinochet cae detenido en Londres, era que a Chile le correspondía juzgarlo, pero como había quedado de manifiesto todo el comportamiento del Poder Judicial en dictadura, nadie creía esa afirmación. Por eso, algunos de los Ministros, de los jueces, fueron cambiando esta visión y empezaron recién a investigar estas causas, pero con grandes dificultades. La puerta se abrió con esta respuesta que dio el Derecho Internacional al detener a Pinochet en Londres, lo que se llama la Jurisdicción Universal.
-Y por último, ¿qué siente usted al haber recibido este reconocimiento de parte del Ministerio de Justicia y de los Derechos Humanos?
-Bueno, yo creo que nunca uno lo espera, menos con el transcurso de tantos años. Me siento contenta, yo creo que también por los colegas que todavía estamos, de que el Estado esté reconociendo una labor que realmente le correspondía. Nos corresponde a todos respetar los derechos esenciales.
-¿Está contenta?
-Sí, sí.
-Muchas gracias


Revisa la galería de fotos de la ceremonia de reconocimiento Fuente: Ministerio de Justicia y DD.HH.