- [Traducción Pastor Lisandro Orlov. Buenos Aires. Argentina]
Declaración conjunta Iglesia Episcopal y Luterana para el Día Mundial del SIDA 2014
Cada año, en el 1 de diciembre, los episcopales y luteranos se unen con personas de todo el mundo para conmemorar el Día Mundial del SIDA. Este día sirve como un tiempo para recordar a aquellos y aquellas cuyas vidas cambiaron para siempre a causa del VIH y el SIDA. También ofrece una oportunidad para renovar nuestro compromiso de construir el Reino de Dios, trabajando para conducir la pandemia del SIDA a su fin. Este año, el DíaMundial del SIDA cae en el segundo día de Adviento, tiempo de esperanza y anticipación de la vida nueva que trae el nacimiento de Jesús. De la misma forma que lo hace el Adviento, Día Mundial del SIDA nos invita a vivir con la alegría que ha de venir al continuar suscitando la visión de una nueva vida libre de VIH y SIDA.
Desde hace tres décadas, cuando los científicos identificaron el VIH como la causa del SIDA, contraer el virus era una sentencia de muerte. El tratamiento para la enfermedad era inexistente. Hoy en día, los avances en los tratamientos hacen posible que las personas con VIH puedan vivir mucho más tiempo, una vida plena. Mejores servicios de prevención están ayudando a frenar las nuevas infecciones. Reconocemos y celebramos este progreso, peropermanecemos firmes frente a los grandes retos aún pendientes. El objetivo sigue siendo"Llegar a cero: Cero nuevas infecciones por el VIH Cero discriminación. Cero muertes relacionadas con el SIDA...".
En el año 2013, 2,1 millones de personas se infectaron con el VIH y 1,5 millones de personas murieron a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA en todo el mundo. De los 35 millones de personas que actualmente viven con el VIH, sólo 13,6 millones tienen acceso a los medicamentos antirretrovirales. Además, el estigma y la discriminación hacia las personas afectadas por el VIH y el SIDA seguirá siendo un problema importante en este esfuerzo. Las Iglesias y otras comunidades de fe en todo el mundo están muy capacitadas para hacer frente al estigma social asociado con el VIH y el SIDA, y orar por la unidad de propósito en este trabajo entre los líderes religiosos de todo el mundo.
La pobreza y la marginación de las poblaciones vulnerables y significativas (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales, trabajadores sexuales, usuarios de drogas inyectables, los privados de libertad, los migrantes, las mujeres y las niñas) son los principales contribuyentes a la propagación del VIH. Las tasas de infección dentro de estas poblaciones son desproporcionadamente altas, y sin embargo, pocos tienen acceso a los tratamientos que salvan vidas. Tanto la Iglesia Episcopal como la Iglesia EvangélicaLuterana en América se han comprometido a la lucha contra el VIH y el SIDA, y se comprometieron a trabajar para poner fin a la pobreza, tanto en nuestras propias comunidades y en todo el mundo. El año que viene vamos a desafiar a nuestras iglesias para encontrar una mayor sinergia entre estos dos imperativos evangélicos relacionados. También vamos a seguir alentando el asesoramiento y las pruebas voluntarias.
El asegurar que todas las personas que viven con el VIH tengan acceso a servicios de prevención, de atención y de tratamiento debe seguir siendo el foco de nuestros ministeriosde VIH y SIDA, tanto aquí en el país como en el extranjero. Animamos a los luteranos y episcopales de todo el mundo a apoyar los esfuerzos de nuestros gobiernos, iglesias y otroscompañeros a proporcionar recursos destinados para el tratamiento, los servicios de atencióny de prevención. También nosotros desafiamos a la Administración y el Congreso para aumentar la financiación de PEPFAR; el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria; y programas nacionales que proporcionan atención preventiva ytratamiento en los Estados Unidos. También instamos a los gobiernos a apoyar la inclusión de la meta propuesta de poner fin a la epidemia de SIDA, la tuberculosis y la malaria para el año 2030 en la agenda de desarrollo post-2015 de las Naciones Unidas.
"El Señor me ha ungido... para consolar a todos los que están de duelo", escribe el profetaIsaías en un pasaje que tanto episcopales y luteranos oirán este Adviento "a cambiar sus ceniza por una corona, su ropa de luto por el óleo de la alegría y su abatimiento por un canto de alabanza” [Isaías 61, 1-4] Que en este Adviento, podamos vivir estas palabras confervor y alegría al mismo tiempo en que nos comprometemos nuevamente en la búsqueda de un mundo sin SIDA.
The Most Rev. Katharine Jefferts Schori
Presiding Bishop and Primate
The Episcopal Church
The Rev. Elizabeth A. Eaton
Presiding Bishop
Evangelical Lutheran Church in America
Agregar un comentario